lunes, 29 de marzo de 2010

Nada es para siempre...

Una rosa marchita mataba la ilusión
de volver a enamorarme
o creer nuevamente en el amor.
Cerré los ojos para no ver más
el sufrimiento intenso
que habitaba en mi corazón,
y en un sueño enrumbe
para no despertar jamás
y pese a saber que era todo
producto de mi imaginación
era la única forma de sentirme mejor.
Así viví cegado por vario días
durmiendo y viviendo en mis pensamientos
hasta que un ángel me despertó
y poco a poco me hizo creer
nuevamente en el amor.
Porque nada es para siempre
y siempre que caemos
aparece ese ser que te habla y te hace sentir bien,
llegaste tú
para abrir mi corazón
y retarme con solo tu mirada
a escribirte mil poemas de amor.

omar s.